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El PENSAMIENTO que se piensa a sí mismo como OTRO, piensa el pensar bajo la acción de un impensable inherente a su propia naturaleza, adentro como pliegue del interior y afuera como despliege del exterior, doble espiral de la idea límite y la cosa insondable. La frágil interioridad, llena de reflejos dorados, no es más que el resultado del proceso laborioso, lleno de peligros, de explorar una exterioridad tan radiante como oscura.